sábado, 16 de julio de 2016

Cuestionan el sistema de patentes para la fijación de precios de los medicamentos

es Fernando Lamata, miembro del Panel de Expertos de la Comisión Europea,

José Manuel Lozano,Acta Sanitaria, 15  de julio de 2016

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Con motivo de su participación este jueves en Bruselas en el seminario ‘Opciones de la Unión Europea (UE) para mejorar el acceso a los medicamentos‘, encuentro organizado por el Parlamento Europeo, Acta Sanitaria ha conversado con Fernando Lamata, miembro del Panel de Expertos de la Comisión Europea, quien asegura que “los actuales sistemas de fijación de precios basados en patentes fuerzan a negociar unos precios muy altos” en medicamentos. Ante esta coyuntura, el exconsejero de Sanidad de la Junta de Castilla-La Mancha propone varias soluciones, como que el precio de los fármacos no exceda del coste de la fabricación y de su investigación. De cualquier forma, reconoce que las probabilidades de que sus aportaciones sean estimadas son “bajas”.

Fernando Lamata
Fernando Lamata
Acta Sanitaria (AS).- ¿Debe modificarse el sistema de patentes de medicamentos y su fijación de precios en Europa?

Fernando Lamata (FL).- Bueno, en la presentación que hice yo, que se refería a los sistemas de fijación de precios y el acceso, lo que mostraba es cómo los actuales sistemas de fijación de precios basados en la patente fuerzan a negociar unos precios muy altos, muy por encima del coste de fabricación y del coste de investigación de los medicamentos y, en ese sentido, hay sobreprecios que pueden llegar a 1.000, 2.000, 5.000 y 6.000 por ciento por encima del coste de fabricación, incluyendo la I+D. En ese sentido, esos precios resultan inasequibles, precios de 50.000, 80.000 y 100.000 euros por tratamiento, hacen que sea muy difícil para un paciente el poder pagarlo personalmente, y es muy difícil también hacerlo para todos los pacientes que lo necesitan en un sistema de salud de financiación pública. Esto hace que se demore el acceso a los tratamientos o que, en algún caso, ni siquiera se puedan empezar, porque hay países europeos que no se lo pueden permitir por su renta más baja.
Hay países que tienen rentas más altas y pueden gastar para algunos de los pacientes que lo necesiten, pero hay algunos países, sobre todo países del este de Europa, como Bulgaria, Rumanía, Polonia y Hungría, que ni siquiera pueden plantearse incorporar algunos de estos tratamientos a la lista de medicamentos de financiación publica.
AS.- ¿Qué soluciones propone?
FL.- En este sentido, planteaba también algunas soluciones. En mi presentación, hacía ver cómo la patente se diseñó por los países para que las empresas pudieran recuperar los costes de investigación, pero no para otra cosa y, por lo tanto, es importante que conozcamos, que sean públicos los costes de fabricación de medicamentos y los costes que se han invertido en la investigación y desarrollo, eso es lo que debería recuperarse por la vía de la patente, nada más. Y, si se quisiera ganar más, entonces tendría que renunciarse a la patente para que hubiera libre competencia, libre competencia, en un mercado de competencia eficiente, hace bajar los precios cercanos al coste. Si hay protección de patente, que es un punto clave en este argumento, solamente debe recuperarse el coste, que es lo para que se creó, el coste de fabricación, más el coste en I+D, y el precio tendría que estar ajustado en esos términos. Medicamentos que ahora se están pagando en España a 15.000, 20.000 y 25.000 euros por tratamiento, deberían estar pagándose a 300 euros por tratamiento, y esto es lo que hace que el sistema salud europeo tenga una tensión fuerte, no se pueda acceder a los medicamentos para muchos pacientes, y que los sistemas estén pasando por dificultades y poniendo en riesgo la estabilidad.
AS.- ¿Entonces qué?
FL.- Por eso decía: calcular los precios en función de los costes. Y, en segundo lugar, si esto no se pudiera, los Gobiernos deberían hacer uso de las licencias obligatorias, es decir, permitir fabricar a otras empresas a precio de genérico. Y, finalmente, la solución a medio o largo plazo, la solución más completa, es que la financiación de la investigación de los medicamentos se realice directamente a través de fondos de financiación publica controlados por investigadores independientes y que el coste del medicamento sea sólo el de fabricación. Por lo tanto, serían medicamentos accesibles a precios de genérico.
De no poderse calcular los precios en función de los costes, los Gobiernos deberían hacer uso de las licencias obligatorias
AS.- ¿Están abusando las compañías farmacéuticas a través de las patentes?
FL.- Esa es la evidencia que nos dicen los datos, que un sistema de patentes es para recuperar la investigación. Por ejemplo, el caso del Senado de los Estados Unidos, en un informe muy importante demuestra que el coste de la investigación de sofosbuvir, según los datos acreditados por la empresa, había sido de alrededor de 950 millones de dólares. Bien, el coste de esa investigación se habría recuperado en el primer mes de ventas de ese medicamento, pues fueron unas ventas de más de 1.000 millones de dólares. Por supuesto, se habría superado en el primer año, con cerca de 10.000 millones; en el segundo año, otros 15.000, ya se vio una recuperación de 25.000 millones de dólares. Es evidente que la investigación ya se recuperó. Estamos hablando de una patente a 20 años, la patente ya debería ser retirada o, en caso contrario, hacer una licencia obligatoria, hacer que se pudiera fabricar el medicamento a precio de genérico. Esta iniciativa de fabricar un medicamento a precio de genérico ya está también sobre la mesa por un instituto de investigación sin ánimo de lucro. Este instituto ha iniciado un proceso de fabricación de un medicamento de acción directa contra el virus de la hepatitis C con un precio por debajo de los 300 euros el tratamiento, de manera que no estamos hablando de una utopía, estamos hablando de realidades.
“No se fijan los precios en relación con los costes, sino que se fijan por lo que llaman las empresas el precio por valor”
AS.- ¿Entonces, qué?
Hay, por un lado, digamos, una situación de precios que exceden por mucho la recuperación de los costes; no se fijan los precios en relación con los costes, sino que se fijan por lo que llaman las empresas el precio por valor, lo máximo que pueden conseguir que pague un paciente o un mercado, un sistema de salud; lo que puede aguantar el mercado. Entonces, ese máximo precio es el sistema de funcionamiento de patentes, cuando uno pide lo máximo posible pero, luego, la competencia hace que bajen el precio hasta cerca del coste. Este es el problema que planteó el Consejo de Ministros de la Unión Europea el pasado 17 de junio, dedicado a este asunto, el desequilibrio en el sistema de los medicamentos. Exige una respuesta, no es fácil, esta propuesta que yo hago no es una propuesta que sea compartida mayoritariamente por distintos agentes. Se mueren diariamente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.000 personas por no poder acceder al tratamiento de la hepatitis C, otras tantas por no poder acceder a los tratamientos del cáncer. Son propuestas a título personal.
AS.- ¿Qué posibilidades hay de que se tomen en consideración sus aportaciones?
FL.- Bajas, bajas. Hay una probabilidad no nula, pero son bajas. Bajas probabilidades porque hay un discurso dominante, desde hace años, y potente en el sentido contrario. No olvidemos que los países de la Unión Europea líderes en la Farmaindustria europea dedican 40.000 millones de euros anuales a marketing. Es mucho dinero.
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AS.- ¿La situación que se produjo en relación con la hepatitis C y los fármacos de última generación tuvo algo de positivo? Es decir, ¿sirvió para hacer aún más notorio el problema del alto precio de los medicamentos nuevos?
FL.-  Sí, sin duda. Es bueno, primero, porque hay un medicamento, o ya un grupo de medicamentos, que tienen eficacia y están teniendo muy buenos resultados, eso es muy importante para muchos pacientes. Se han tratado ya más de 600.000 pacientes en el mundo, pero son 180 millones, según la OMS, los que están sin tratar. Es bueno que ya se haya tratado a ese 0,5 por ciento de pacientes. En segundo lugar, es bueno también que haya hecho reflexionar a los llamados países desarrollados. La escalada de precios de los últimos 10 años en medicamentos para el cáncer, para la esclerosis múltiple y para la hepatitis es detacable, es que no se puede comprar tampoco en los países desarrollados. El medicamento para la hepatitis C fue de repente una solución posible para, en el caso de España, según las estimaciones, 700.000 pacientes, y en el caso de Europa, entre siete y ocho millones de pacientes. Entonces, en países desarrollados, como Francia, Alemania, Inglaterra, España, Italia y Portugal, han visto que no podían dar solución a ese problema. Este ha sido el choque, el mismo que tuvieron países no desarrollados antes. Este problema, que ya afectaba a países pobres, por primera vez, de forma global, de forma masiva, ha afectado a países desarrollados. Esto ha sido una llamada de atención. Creo que, efectivamente, marca un antes y un después en el debate sobre precios de medicamentos en Europa y, en este caso, todavía queda mucho por analizar y discutir. Hay que discutir, yo lo que pido es una lista de los precios de fabricación de los 50 medicamentos más caros en España, y el Ministerio debería de tenerlos. Y, a partir de ahí, discutimos el precio de venta, sobre esa base.
AS.- ¿Puede agravarse la situación si se aprueba el Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversiones entre la Unión Europea y Estados Unidos (TTIP)?
FL.- El TTIP tiene para la industria farmacéutica un enorme valor, lo dicen en sus declaraciones. La asociación de Farmaindustria de Estados Unidos dice que el TTIP puede ayudar a sostener el modelo de patentes, es clave para las organizaciones el que se refuerce ese modelo de patentes y el Tratado lo reforzaría. Precisamente lo que interesa a los ciudadanos y a los pacientes es rebajar esas barreras de acceso y hacer que los precios sean asequibles y sostenibles. Por lo tanto, el TTIP, si consolida el modelo de patentes de medicamentos, estaría retrasando las posibles soluciones, alejándolas, porque sería otra barrera a superar. Barreras importantes, no menores, que consolidarían este modelo injusto de fijación de precios que está haciendo que en España haya muchas personas con hepatitis que, en este momento, no pueden tener su tratamiento. El caso de la hepatitis es imparable, pero estamos hablando de otros muchos grupos de pacientes. El otro gran grupo, el que más gasto está originando, con precios exagerados, es el del cáncer.
original en http://www.actasanitaria.com/fernando-lamata/

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